Auto.imagen

Es difícil describirse en tan poco espacio, es más, ya es complicado el hecho de auto analizarse.
Cuando me sienta capaz, cuando tenga la capacidad de comprender quién soy, me definiré, lo prometo.

viernes, 28 de mayo de 2010

Extrañeza francesa

¿Me decías que tomaríamos un café en París?
-Pues claro, te espero en frente a la Torre Eiffel, tú sabes dónde.

Pero, ¿y si no te reconozco?
-Déjate llevar por tu instinto, siempre lo has hecho, ¿no?

Sabes bien que ya no pienso así, quizás en un tiempo atrás podría haberlo hecho, ahora, no.

-Entonces no hables más, piensa bien lo que me estás diciendo, actúa y ya. No quiero obligarte a nada, eres demasiado susceptible a todo, te preguntas si está bien, que pensarían los demás, que vá, se nota que no has madurado todavía, y eso que ya tienes 38.

No me trates así, en estos momentos lo que menos quiero es discutir contigo.
Mañana mismo tomaré el primer tren hacia París, esto de andar en Ginebra me ha dejado como loco, conferencias, extractos, publicaciones, ya no quiero más, entiéndeme por favor..

- No te preocupes, allí estaré, esperándote... como siempre.

sábado, 22 de mayo de 2010

¿Qué?

Mientras el reloj delata la velocidad del tiempo, mi camino se hace eterno. ¿Qué es el tiempo sin ti? ¿Qué es del silencio, corazón? Jamás he escuchado latido tan fuerte y sonoro. ¿Me llamaste?
Ah no, fallé una vez más... Es tu ir y venir que me tiene como loco.
Lo he denominado "locura permanente del estado sigiloso del amor"

Razón, fuerza, deseo, pasión, ¿coherencia sintáctica?
Conexión completa.

Por ti

La lluvia se derrama por ti, dibujando coronas de agua y, en Madrid, tu nombre se escribe en el vaho de una ventana,  y al otro "lao" te lanzo el beso que no pude dejar en ti. La promesa creo ver en ti de una última batalla aquí en Madrid.  Hoy tocan jazz en aquel bar donde no pude soportar la quemadura que en mi boca hace una verdad.  No encuentro ni un momento de calma en mi tiempo que no crea que debas ocupar, ni un rincón en tu cuerpo que no deba invadir,  olvidaré hasta el idioma por ti. Bendito el día en que consigo despertar con el ritual con que te sueles levantar.  Tú juegas a esconder las dunas de tu piel, en el oasis de tu vientre me hundiré.   Si el resto del viaje decides hacerlo sin mí, será tan duro sobrevivir solo en Madrid.  Quizás en aquel bar sigan tocando jazz, te esperaré en la misma mesa en que te hablé de ese salto al vacío que planeaba contigo,  de mis ganas de revolución, de mis manos hechas viento, meciendo en tu cuerpo las amapolas que sembramos en ti.